28 mar 2012

Se puede sentir desprecio, pero jamás despreciar del todo aquello que nos hizo sonreir algún día, alguna vez.

Soportando el peso de segundos sin respiración, momentos amargos y sueños rotos; Carla sale a la calle mientras la ciudad se deja invadir, a pocos, por la oscuridad. Sin un rumbo fijo se adentra en calles, callejones y callejuelas. Sin sentido, en círculos imperfectos. Con la mente [casi] en blanco. Recordando las lluvias, esas que eran bonitas a su lado. En realidad, todo era bonito a su lado. Los pasados siempre duelen, siempre. Y más aun en el alma frágil de Carla. Siempre fue partidaria de las terceras oportunidades, incluso de las cuartas y de las quintas si la ocasión merecía la pena. Quizás no supo identificar lo que merecía la pena, quizás lo que algún día evitaba dolores; hoy hace daño.

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